Bedrich Smetana nació en el seno de una
acaudalada familia en 1824 y tuvo que luchar contra la voluntad de su padre,
que no aprobaba su dedicación profesional a la música.
Con tan solo 4 años se
destapa como niño prodigio al sustituir a su padre en la ejecución de un
cuarteto para violín de Haydn.
En 1872 Bedrich Smetana comenzó Ma vlast (Mi patria), un monumental
ciclo de seis poemas sinfónicos. El
Moldava, que recibe su nombre del río que atraviesa Praga, ocupa el segundo
lugar en este ciclo y su programa sigue el río desde sus comienzos hasta llegar
a la grandiosa ciudad de Praga.
(Un poema sinfónico es una obra de origen extra musical, de carácter poético literario, cuya finalidad es mover sentimientos y despertar sensaciones, o describir una escena mediante la música.)
Comienza con una melodía en tono menor que
suena primero en flautas y después en clarinetes, simbolizando los pequeños
afluentes que constituyen el origen del río. Esta melodía vuelve una y otra vez
en la obra, y cuando el río alcanza Praga, la melodía parece, por fin, en tono
mayor. Pero antes de llegar a su destino, pasa por la gran fortaleza de Vysehrad y allí oímos la melodía del
primer poema del ciclo, dedicado íntegramente a dicha ciudadela.
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