jueves, 2 de febrero de 2017

Menú Musical 6-10 febrero: Philip Glass

La historia de Philip Glass ha sido la fantástica consecuencia de un conjunto de cabezonerías. Su vida estaba diseñada para ser lo contrario de lo que fue. Para llevarle por caminos más apacibles y seguros de los que él decidió recorrer. Pero como a otros grandes talentos, la perseverancia le ha llevado de país en país, de fontanero a taxista, de hijo de una familia judía a convertirse al budismo y después de película en película y de ópera en ópera. Le ha llevado de la tienda de recambios de su padre a convertirse en uno de los mejores compositores del siglo XX.

Pero el viaje para llegar hasta aquí ha sido más largo de lo que en un primer momento Glass imaginó. Su carrera empezó cuando decidió presentarse en la mejor escuela de música de Estados Unidos con un flauta vieja y desagradecida. “Señor Glass, ¿realmente quiere usted ser flaustista?”, le preguntó uno de los profesores tras la audición. “En realidad, yo lo que quiero es ser compositor”, respondió. Tardó un año más en poder ser miembro de la Juilliard School y otros 20, sobreviviendo como taxista, fontanero o mozo de carga para mudanzas, hasta que consiguió vivir de sus composiciones.

Ahora, con 80 años recién cumplidos, es considerado el padre de la música minimalista, “uno de los creadores más importantes y originales del siglo XX”, aseguran los críticos.




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